La ruptura de un país tras la crisis política en Bolivia

 La ruptura de un país tras la crisis política en Bolivia

Bolivia se rompe socialmente tras una crisis de índole política que engrandece las diferencias de raza. Luego de las elecciones, y el supuesto margen de duda de un fraude electoral, el discurso de opositores y oficialistas se torna cada vez más violento. El clima de tensión que existe en el país solo es comparable al de una bomba de tiempo, peligrosamente a punto de explotar.

 La generación de dos bandos extremos en un país tristemente dividido
La generación de dos bandos extremos en un país tristemente dividido

La ruptura es llevada por los mismos líderes

Yolanda Mamani, es una activista y periodista, le tocó asistir a una concentración en la capital de la república. En Bolivia  a las mujeres mestizas indígenas las identifican como «cholas». La periodista cuenta que muchas de las consignas usadas por los opositores, eran de caracter insultante. No por ser opositor sino por el hecho de ser indígena.

De esta manera, las redes sociales han sido el vehículo, junto con las concentraciones para que ambos bandos se insulten a placer. Lo más delicado del asunto es que no por su ideología política, sino por su procedencia étnica o clase social. Así mismo, se registran los intentos de quemar o pisotear los símbolos patrios. Siendo estos los que representan a algunas etnias de Los Andes como la whipala.

El doctor  en Estudios Culturales  Latinoamericanos, Yuri Tórrez, egresado de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador nos explica que el racismo en Bolivia es estructural. No ha podido ser superado desde tiempos de la Colonia. En realidad, la sociedad boliviana es sumamente desigual y racialmente discriminadora. «En este contexto, los privilegios de acceder a espacios favorecidos, entre los cuales estaban lógicamente los espacios de poder, era solamente para los sectores criollos-mestizos de la sociedad boliviana con una exclusión evidente de los sectores indígenas del país», añade Tórrez a su explicación.

El estado plurinacional no existe en Bolivia

De esta forma, Bolivia no empareja desde la redacción de la Nueva Constitución. Así mismo, se afincó en el país una polarización social. Aunado a la presencia indígena en el poder, representada en la figura del presidente, Evo Morales, ha hecho resurgir el espiritu segregacionista. Aún asi, los cambios formales fueron en Leyes que tratan sobre el racismo y otras formas de discriminación. Pero, en la acción se percibe un drástico racismo enfermizo contra los indígenas. Tórrez afirma: «Quizás es por esta razón que el presidente se siente herido ante estas actitudes racistas y, en sus discursos, especialmente en tiempos de conflicto social, alude de forma permanente a este hostigamiento racial y se victimiza como parte  de su estrategia discursiva y, por lo tanto, política».

El presidente, Evo morales, se defendió a través de Twitter, de las acusaciones de fraude electoral. Señala que la oposición no quiere reconocer el poder del voto indígena. Afincando que su único delito es «ser un presidente indio». El argumento presidencial cae en la retórica de la intención  de la derecha de retornar a su modelo neoliberal. Ademas, pretende ignorar los logros obtenidos del Estado Plurinacional. Por esto mismo, Andrea Barrientos, senadora electa por Comunidad Ciudadana (formación que lidera la oposición) indica que las declaraciones del presidente de «volver al pasado» solo desean crear un enemigo ficticio. La generación de un monstruo que solo quiere comerse sus ideas.  Por lo tanto, victimizar su bando y darle un escenario de polarización.

El discurso de unidad es contradictorio

El discurso del presidente de Bolivia ha ido creando enemigos. Los grupos formados por los empresarios, el modelo neoliberal, la derecha, entre otros, son sus máximos adversarios. Adicional, a ido incorporando a su lista de indeseables al sector de la clase media y media alta de la población. Algo que contradice su discurso de unidad entre los habitantes del país.«Para nosotros la Constitución Política va marcando los símbolos importantes y necesarios en el país y no los vamos a cambiar ni vamos a retroceder en procesos de inclusión social», agrega Barrientos.

Sergio de la Zerda, diputado electo por el MAS, considera que el llamado de Carlos Mesa , al considerar un fraude electoral, ha sacado del baúl, posiciones entre los de derecha, que llegan al límite. Mientras, no ven diferenciación entre hombres, mujeres, ancianos o niños en el momento de agredir  verbalmente o fisicamente. Así como la intimidación a los candidatos electos. Queman y saquean lugares de concentración de sus opuestos, sacan fotografías a domicilios, a las familias y a los hijos. Todas estas son acciones fascistas.

El racismo existe de ambos lados

Alejandra Ramírez, socióloga y doctora en estudios de desarrollo, expone que apenas el racismo es solo una de las ramificaciones del conflicto. Tapando la realidad, retando y  disimulando la pelea directa con el Estado. Igual que en Chile y Ecuador que transfiere el conflicto político a la sociedad civil. La experta indica que el presidente se dirige a quien lo escucha como si Bolivia estuviera formada por dos países completamente diferentes. De esta manera se entiende que hay uno formado por los rurales y otro formado por los citadinos. El mismo presidente instó a los movimientos campesinos a cercar las ciudades para ver si aguantan sin alimentos. No sorprende la respuesta racista de un bando hacia otro. Ni siquiera los  términos despectivos ( indio, cholo, jailón khara, culito blanco, entre otros) de un lado hacia el otro.

«Decir que el racismo es solo de un lado yo creo que es realmente maniqueista, porque siempre todas las sociedades ven al otro de manera descalificadora y eso se está viendo en el conflicto. El lunes en una conferencia de prensa, García Linera (el vicepresidente de Bolivia) da una idea de que aquí hay malos y buenos, cuando no es así, han logrado enfrentarnos entre bolivianos», termina diciendo Ramírez.