La familia LeBarón no sobrevivió a la violencia en México
Demasiado dolor y tristeza, la familia LeBarón ha sido golpeada nuevamente por la violencia en México. El clan mormón de los LeBarón ha sido víctima de secuestros y violencia en más de una década. Este grupo de agricultores del norte de México ya ha pasado por varios asesinatos múltiples.
La masacre contó con nueve muertos y varios heridos
El clan LeBarón lleva varios encuentros con la violencia
Esta vez, la violencia ha sido aún mayor, nuevamente la familia LeBarón rompió su núcleo y se desmorona. Los LeBarón son un gran clan mormón que residen en Galeana; Chihuahua, al norte de México. Quizás sin querer, Julián LeBarón, sus pasos lo llevaron a luchar por los derechos humanos en el nivel nacional. El agricultor, de doble nacionalidad (Mexico-americana) fue una voz fuerte para finalizar la violencia. Su papel se destacó porque fue una de las víctimas dispuestas a dar la cara para explicar cómo la violencia había entrado a sus vidas. La violencia esta presente cada vez que el Estado enfrenta a la delincuencia organizada.
Luego de esos sucesos, diez años después, vuelve a narrar hechos de terror que no paran. Le toca contar como la saña en la frontera con el Estado de Sonora esta presente. Tres mujeres, entre las que se encontraba Rhonita María Miller y seis menores de su familia, los cuales fueron incinerados. Por mala suerte, se encontraron en un mal sitio, entre bandas criminales.
«Todos los mexicanos han sido cómplices…»
«Hemos sufrido el riesgo en todo el país… Todos los mexicanos hemos sido cómplices porque tenemos al Gobierno más grnade y más caro de nuestra historia que ha sido incapaz de dar seguridad a los mexicanos y de ofrecer justicia» comentó Julián LeBarón, este martes a la periodista Carmen Aristegui. A Julián le tocó ser de los primeros en llegar al lugar donde ocurrieron los hechos. Pidió auxilio a las autoridades locales a la una de la tarde. Tardaron cuatro horas en llegar al lugar los primeros militares. En la madrugada, los heridos fueron trasladados a un hospital en Arizona. «Todos deberían estar interesados en resolver este caso. ¿Quiénes fueron? ¿Dónde viven estas personas? *Por qué lo hicieron?», exigió el familiar exaltado.
Desde el año 2009, la familia LeBarón ha sido blanco de fuertes sucesos de violencia. El 2 de Mayo de ese mismo año, Erick LeBarón de 17 años fue secuestrado. Los mismos exigieron un millón de dólares de rescate. El clan se negó a pagar. Sin embargo, Erick fue liberado una semana después. Es así como la experiencia abre una brecha de pensamiento activista. Benjamin LeBarón, de 32 años, es hermano de Erick y Julián, luego de tantas cosas se convirtó en activista y líder comunitario en Sociedad Organizada Segura (SOS Chuhuahua). La organización exigía el fin de la violencia provocada por el narcotráfico. Es así como a los dos meses Benjamin fue asesinado junto a su cuñado, Luis Widmar. En ese momento los sicarios entraron a sus casa y se los llevaron. Aún se cree que la acción violenta fue para silenciarlos.
El clan profesa mucha fe hacia el cambio de la paz
El clan de los LeBarón pertenecen a la Iglesia del Primer Nacido.Fue fundada en Chihuahua en1924 de la Iglesi de Jesuscristo de los Santos de los Últimos Días. Los primeros colonos huyeron de la prohibición de la poligamia instaurada en el seno de la iglesia mormona en 1890. Ervil LeBarón estuvo en prisión por el asesinato de varios de sus rivales dentro de la glesia. En la actualidad, la comunidad LeBarón esta formada por unos 5000 personas, según Julián.
Julián LeBarón sostiene la bandera de México en la Caravana por la Paz
La familia también ha tenido problemas con agricultores locales. Por la lucha por el agua y por los pozos. Las peleas van desde el clan Lebarón hacia la asociación El Barzón. Estos acusan al clan LeBarón de apropiarse de al menos 14 fuentes de agua con los que todos los de la zona se abastecían. Aun así, los del clan Lebáron continuan creyendo que las familias debn superar estas desgracias. Además, esperan un cambio que permita el logro de la paz.
