El revocatorio contra Maduro echa a andar

El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha confirmado lo que ya todo el mundo sabía desde hace 13 días: la oposición ha superado el primer obstáculo importante en su vía crucis para revocar a Nicolás Maduro. La Unidad Democrática revalidó en junio el 1% de las firmas recogidas en abril en busca del referéndum para cambiar de gobierno en medio de la mayor crisis económica, social y política que se recuerda en el país caribeño. Y lo hizo de forma amplia, más del doble, 399.412, de las 195.000 necesarias.

Si hasta ahora se han sucedido la operación ‘morrocoy’ (tortuga), despidos contra firmantes del primer examen, constantes trabas y obstáculos oficialistas, qué se prepare la oposición para lo que le viene: el CNE ha pedido al Ministerio Público que investigue «presuntas irregularidades», que Tibisay Lucena, rectora principal, definió como «usurpación de identidades».

Para el chavismo, «el revocatorio está legalmente muerto». Según Jorge Rodríguez, enviado especial de Maduro al CNE, «el gigantesco fraude ha matado el revocatorio. Es cuestión de tiempo». El dirigente chavista, con su habitual tono apocalíptico, informó que son 8.600 las demandas introducidas en distintos tribunales contra la oposición.

El siguiente paso en la cruzada opositora consiste ahora en la recogida de 3.959.000 manifestaciones de voluntad durante tres jornadas en las sedes que disponga el CNE. Se trata del 20% del censo, el último paso necesario para la convocatoria del referéndum. Si Maduro es revocado este año, se celebrarían nuevas elecciones presidenciales. Pero si el proceso se dilata hasta el año que viene, el ‘hijo de Chávez’ elegiría a su sucesor.

La Unidad Democrática dispone ahora de dos días para solicitar este proceso al CNE, que a su vez tiene un plazo de dos semanas para dar su visto bueno. Se estima que se llevaría a cabo a mediados de septiembre, pese a los retrasos impuestos por el ente electoral. El CNE cumple a rajatabla las órdenes impartidas desde el Palacio de Miraflores y, según los expertos, ya son 70 días lo que ha ganado para la causa revolucionaria desde que la oposición, liderada por el gobernador Henrique Capriles, iniciara en marzo el proceso del referéndum revocatorio. «Demoraron 2 meses, 60 días, sin contar el tiempo que tardaron para darnos las planillas», resumió ayer el ex candidato presidencial.

¿Llegará a tiempo la oposición para echar a Maduro antes de que acabe el año? Según Vicente Díaz, ex rector del CNE quien durante una década fue la única voz no revolucionaria en el seno del ente electoral, «el referéndum puede realizarse (tras sumar todos los plazos) en cualquier momento entre el 1 de noviembre y el 30 de diciembre, cómo máximo, del 2016».

El país sudamericano rompe récords mundiales negativos, con la mayor inflación del planeta (los precios subirán 720% a lo largo del año, según el FMI) que no hay bolsillo que soporte; con índices de escasez y desabastecimiento de alimentos y medicinas que han convertido a los venezolanos en los parias de América y con oleadas de violencia, que disparan las cifras de homicidios y secuestros, las más salvajes del mundo.

Pese al evidente derrumbe, son varias las espadas del Damocles revolucionario que se ciernen sobre un proceso que cuenta, según las encuestas, con el apoyo del más del 70% del país, incluidos un numeroso grupo de dirigentes bolivarianos. La primera, y más afilada, es la del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). El chavismo exige al tribunal que declare ilegal la recogida de firmas opositoras, amparado en las miles que fueron rechazadas por irregularidades, ya fuera por errores gramaticales o por «pertenecer» a muertos, menores de edad, inhabilitados políticos y presos.

Una denuncia como poco pintoresca. El antichavismo ha acusado al oficialismo de manejar el censo electoral a su antojo durante la última década. Incluso tras la polémica derrota por la mínima de Capriles frente a Maduro en 2013, la alianza democrática aportó pruebas de muertos «votando» que fueron desoídas por el poder revolucionario.

Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea, hizo público el mes pasado que el TSJ estaba dispuesto a frenar el revocatorio con otra sentencia, pero que la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero lo impidió. El ex jefe de gobierno español es el principal mediador entre las dos partes en busca de un diálogo que está a la espera de la incorporación de la Santa Sede.

«El Vaticano se apresta a sumarse a la mesa del diálogo en Venezuela para destrabar la crisis», desveló el domingo Pietro Parolin, secretario de Estado y antiguo nuncio apostólico en Caracas. «Esperamos una invitación formal para seguir adelante con nuestra disponibilidad», añadió Parolin.

Hasta el momento, las fuerzas del orden no han dudado en reprimir con dureza a los manifestantes y han hostigado a los dirigentes opositores que recorren el país. El último en sufrir la persecución policial fue el propio Capriles durante el fin de semana, retenido en diversas ocasiones para impedir su viaje a Cumaná y Carúpano. El diputado Paul Elguezabal fue agredido durante la gira y el también parlamentario Conrado Pérez denunció que su vehículo fue quemado, con un cóctel molotov, durante un acto a favor del revocatorio en Trujillo.

Buena parte de los actores internacionales insisten en la necesidad de que la revolución bolivariana no impida un referéndum que creen imprescindible para el país. «La convocatoria del revocatorio es innegociable«, repitió Luis Almagro, secretario general de la OEA y bestia negra del chavismo durante los últimos meses. «(El revocatorio) sí es una manera de resolver los problemas de la gente y de impulsar los cambios», añadió.

John Kerry, secretario de Estado de Barack Obama, reclamó ayer de nuevo la realización del revocatorio por mandato constitucional y manifestó estar «muy preocupado ante el deterioro» del país.