¿Por qué dices groserías durante el sexo?

Hay muchos factores que aumentan el deseo sexual como las caricias, comida, bailes, juegos, besos, etc., pero hay uno que muchos utilizan pero que pocos se atreven a confesar: decir groserías.

El amante experto sabe que el órgano sexual más poderoso es el cerebro y el medio para estimularlo es el oído, por lo que comúnmente sus mejores aliados son los gemidos, gritos, suspiros o susurros románticos, aunque también las palabras sucias, ¿por qué?

De acuerdo a un estudio publicado en el Journal Hormone Research, cuando se dicen groserías se activan dos áreas del hipotálamo: el núcleo preóptico, que influye en la búsqueda de pareja y el núcleo supraquiasmático, que regula los ciclos reproductivos.

Cuando ambas zonas se encienden, el deseo aumenta y motiva a ir en contra de las convenciones sexuales, lo que resulta bastante excitante.

Esta práctica provoca también el deseo de ser sumiso y dejar que la pareja tome todo el control debido a que se estimula la amígdala, una zona cerebral que se activa cuando sentimos miedo y que se relaciona con la excitación y el placer.

La sexóloga Flavia Dos Santos, originaria de Brasil, explica que el fácil acceso a la pornografía, ha provocado que muchas parejas utilicen este lenguaje, aunque muchas veces no es bien visto por la otra persona.

“Uno tiene que hablar lo que siente verdaderamente. Existen personas que se excitan mucho con las palabras, hablando o escuchando, y otras que no. Es un tema de negociación y acuerdo con la pareja. Y lo más importante es que se haga genuinamente y no por haberlo visto en una película o porque alguien lo recomendó. Hablar mientras se hace el amor debe ser algo que nace”, explicó.

¿Quieres intentarlo?

Para tener sexo, no existen fórmulas o secretos, todo depende de la efusividad y los gustos de la pareja, pero en caso de que estés pensando en intentar esta práctica, sí es importante que consideres lo siguiente.

Practica: a solas, di algunas frases para que veas cómo te sientes y si te agrada el tono o tienes que hacer algún cambio.

«Analiza tu expresión facial y corporal: asegúrate que tus gestos no indiquen algo diferente a lo que dices. Tener una expresión dominante, segura y llena de deseo, aumentará el deseo de ambos».

Comienza poco a poco: gime, suspira y lentamente ve diciendo las palabras. Empieza con pequeñas para que veas cómo reacciona tu pareja. Si le agrada, ve subiendo de intensidad.

Los piropos no pueden faltar: resalta lo que más te gusta de tu pareja, sin exagerar ni mucho menos mentir. Díselo de formas diferentes a las habituales.

Deja la ternura de lado: dile su nombre completo, descríbele lo que le harás o habla de sus órganos de la forma que más te plazca. Deja salir tu lado más salvaje y guarda el papel de niño(a) bueno(a).

Recuerda que lo más importante es la confianza entre ambos y hablarlo antes para saber qué reglas pondrán o hasta que momento parar.